Las remesas se han convertido en un soporte esencial para muchas familias en Venezuela, que enfrentan dificultades para cubrir una canasta básica, pagar servicios, adquirir medicamentos y costear alquileres, cuando corresponde. En este contexto, el equipo de Diario de Los Andes salió a las calles para conocer de primera mano la relevancia de este fenómeno en la vida cotidiana de los venezolanos.

Jacqueline de Dávila, de 62 años, viuda y jubilada de enfermería, actualmente reside en el municipio Monte Carmelo del estado Trujillo, aunque es originaria de Maracaibo. Junto a ella viven sus tres nietos en una casa que adquirió en los años “buenos” del país. Jacqueline también alberga la esperanza de que sus dos hijos regresen algún día; actualmente se encuentran en Estados Unidos, donde llegaron tras atravesar “el tapón del Darién” hace unos meses. Sin embargo, su adaptación no ha sido sencilla y uno de ellos aún busca empleo.

“No es que se dan lujos”, relata Dávila. Comenta que sus hijos trabajan arduamente, incluso realizando horas extras, pero sus salarios no son suficientes para llevar una vida cómoda debido a los altos costos de los servicios. A pesar de ello, logran enviarle un apoyo económico que resulta vital para su subsistencia.

“Si yo no tuviese esa pequeña ayuda que mis hijos me dan, no sé cómo haría, probablemente estaría desesperada… yo no entiendo cómo hace la gente que no tiene familiares en el extranjero, los admiro profundamente”, expresa con sinceridad.

Según su perspectiva, la juventud en el país está prácticamente ausente, y la notable fuga de talentos ha dejado a la población mayoritaria compuesta en su mayoría por personas de edad avanzada, en un país que aún tiene mucho que ofrecer.

«Lo que gano no es suficiente»

En una empresa de envíos, conocimos a Jessica Sánchez, quien comparte que su hermano vive en Chihuahua, México, y le ha dejado a su cargo el cuidado de su hijo para que él pueda trabajar sin inconvenientes. También enfermera, Jessica menciona que sus ingresos no cubren todas sus necesidades, por lo que agradece el apoyo de su hermano. La remesa que él envía contribuye a la manutención de su hogar, donde vive junto a su hijo, su sobrino y su madre, quien es pensionada.

Estos testimonios reflejan la realidad de muchos venezolanos que dependen del apoyo financiero de familiares en el extranjero. Ambos coinciden en que sin estas remesas sería casi imposible sobrevivir en medio de la grave crisis económica que enfrenta el país.

Las remesas y el sistema bancario en Venezuela

En los últimos años, las empresas de remesas han proliferado debido a la masiva migración de venezolanos al extranjero, lo que ha llevado a la banca venezolana a adaptarse a esta nueva realidad para captar y mantener clientes.

Algunos bancos han implementado la opción de recibir dinero directamente, evitando intermediarios. Aunque estos bancos cobran un porcentaje por las transferencias, esto permite que parte de las divisas ingrese directamente al mercado cambiario.

Por otro lado, existen empresas especializadas en el envío de paquetes y remesas que cobran tarifas más altas, pero ofrecen un límite diario de 100 dólares en efectivo sin necesidad de que el destinatario cuente con una cuenta bancaria, lo que ha impulsado su popularidad.

Las remesas han adquirido un papel crucial en la economía familiar venezolana, constituyendo un ingreso significativo en un contexto de deterioro del poder adquisitivo, un aumento en la migración y una economía inestable. Son, quizás, la luz que ilumina la difícil realidad, recordando que los venezolanos, sin importar dónde se encuentren, siguen luchando y apoyando a su gente y su tierra.